26 ene 2021

Estuve leyendo “Yo también tuve un novio ingeniero”, de Sofía Storani.

 El libro gira en torno a la ruptura, es palpable la huella fresca, palpables la frustración y el dolor también.

Entonces hay un pasado reverberante, hay un presente donde la herida aún está visible, pero está también la esperanza del futuro, un germen sobre el cual trabajar.

Lo que potencia este trabajo sobre el sentido y sobre la palabra es el trabajo sobre el ritmo. Un ritmo que muchas veces se lanza y otras se contiene, pero que siempre está acomodado a transmitir el sentido de las imágenes de cada poema. El ritmo que vertebra los poemas sostiene las sensaciones y todo tipo de sentires. Transmuta la cadencia de los versos y tenemos un nuevo sentir, pasamos de una sensación de desamparo a una nueva de lucha, de restablecimiento.

El libro tiene un plus si se está pasando por una situación similar, y es sabido que el desamor tiene su propio regodeo en volver a la miseria.


Por lo que tengo entendido en breve sale una nueva edición, así que quienes quieran hacerse una copia van a poder cumplir su deseo.