Nadie ve los
despojos del ángel.
Pluma de nácar,
pluma de sangre,
no quiero que me
escribas.
Como una vela
escondida,
como una caja
vaciada,
así estoy.
Inutilidad suprema
es la que surge.
Brazos creyentes,
vestigios de fe.
No puedo cumplir, no hay que decepcionarlos.
No creo que se oculte con el sol.
Y cae el telón, como
la lluvia.
Pero antes una
muerte y entonces aplausos.
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